La joven asesinada en Garupá vivía amenazada por su pareja

Lunes 20 de octubre de 2014

"Abuelo, abuelo. Mi mamita está muerta. Está fría. Él dijo que la iba a matar y la mató", fue lo que gritaba la hija de 6 años de Yanina Andrea Benítez (24), quien pasó la noche junto al cadáver de su madre en el interior de la casa en la que vivían en el barrio Unido de Garupá.
La joven que residía en el lugar junto a sus dos hijos y a su pareja, apareció muerta el sábado a la mañana como consecuencia de una "asfixia mecánica por estrangulamiento", según confirmó la autopsia.
Los familiares que la hallaron sin vida sobre una cama indicaron que la muchacha presentaba moretones en distintas partes del cuerpo y que vivía bajo constantes amenazas de su pareja, a quien describieron como una persona violenta y con problemas psicológicos.

Esa misma mañana, el concubino de la joven, Alberto G. (25), se acercó a la Comisaría de la Mujer de Fátima para relatar una pelea con su mujer durante la noche anterior. Casi en simultáneo, la Policía tomaba conocimiento del femicidio y ordenaba que el hombre sea detenido de manera inmediata.

"Él la mató"
"Si no fuera por esa nena valiente, nadie se iba a enterar de lo que pasó", expresó María Samaniego, abuela de la joven asesinada.
Antes de las 10 del sábado, los vecinos oyeron que la niña lloraba desde el interior de la casa y golpeaba la puerta para salir. Por ello, buscaron al padre de la joven que vive a escasos metros y éste no tardó en socorrerla.
Al llegar, escuchó que su nieta le pedía ayuda en medio de desconsolados llantos. "Abuelito, mamá está muerta. Él la mató", fue la estremecedora confesión de la niña desde el otro lado de la puerta.
"Cuando apenas rompieron la puerta de vidrio, la nena salió corriendo. Ella escuchó todo lo que pasó", agregó María.
La mujer no contuvo las lágrimas al replicar lo que la niña contó luego de ser rescatada. "Ella dijo que escuchó cuando él le gritó a su mamá  'vos vas a morir hija de p...' y que luego de eso la mandó a dormir. Cuando despertó se encontró con su mamá muerta y se desesperó por salir de la casa", continuó la mujer.
Según lo reconstruido hasta el momento, Andrea mantuvo una fuerte discusión con su pareja pero luego se acostó a dormir. En esa instancia, él la habría tomado del cuello y la asfixió hasta ocasionarle la muerte. Luego, con suma frialda, guardó su ropa, una notebook, el celular de su mujer y escapó en su auto utilitario junto a su bebé de cinco meses. Sin embargo, tenía preparado algo más: puso llave a las puertas de la casa para que la niña pase la noche junto al cadáver de su madre.

Violencia y amenazas
Ayer, los familiares de Andrea describieron a Alberto G. como un "hombre que la mantenía amenazada, que no trabajaba y estaba bajo tratamientos psicológico".
Reconocieron que la pareja discutía todas las noches pero lo más alarmante fue lo relatado por la expareja de la víctima y padre de la menor implicada.
Rubén Dos Santos (32) expresó que siempre le preocupó la situación de Andrea, porque su hija le contaba lo que sufrían en esa casa. "Yo le di un celular a mi nena para que me avise cuando el tipo se mandaba una y su madre estuvo de acuerdo. Siempre tuve miedo que le haga algo, pero nunca imaginé que iba a matar a la mamá", señaló.
"Las amigas de Andrea me contaron que mientras ella dormía desnuda, él le sacaba fotos y después le amenazaba con que las iba a subir a internet para que ella cumpla sus deseos", agregó Dos Santos.
Incluso, manifestó que en una oportunidad casi fue atropellado por el violento sujeto.


"Puede volver a matar después"
"Como yo tengo a Dios adentro mío, quiero que lo perdone y lo salve. Pero todavía me cuesta. ¿Como pudo matar a la madre de su hijo?, él no puede y no merece quedarse con la criatura", manifestó ayer María Samaniego, abuela de Yanina, sobre la situación del único detenido. 
A poco de regresar de la localidad de Puerto Esperanza, donde sepultaron ayer el cuerpo de Andrea, María señaló que "nosotros queremos que se haga justicia. Él no puedo seguir así, porque puede volver a matar después".
La joven asesinada trabajaba en una panadería de Posadas y comenzó a salir con Alberto G. hace aproximadamente tres años. Durante ese lapso interrumpieron su noviazgo, aunque luego se reconciliaron y hace, al menos, dos meses se habían mudado a Garupá.