La ciencia al servicio de los pueblos originarios

Miércoles 19 de junio de 2013
Con la meta de conservar las especies nativas de la selva paranaense y brindar un aporte a las comunidades mbya guaraní, un equipo de investigadores de la Facultad de Ingeniería Forestal de la Universidad Nacional de Misiones (Unam) lleva adelante un proyecto de propagación de orquídeas en las zonas Centro y Sur de la provincia.
Se trata de un programa de extensión del Laboratorio de Propagación Vegetativa que funciona en el edificio de la facultad ubicado en Eldorado. Allí trabajan con el desarrollo de siembra in vitro de orquídeas que es un recurso muy utilizado por las comunidades como actividad comercial. “Para hacer sostenible esta comercialización es que definimos en conjunto con las comunidades realizar las germinaciones in vitro para asegurar una alta producción sin necesidad de tener que continuar con la actividad extractiva de las plantas de orquídeas que obtenían del monte”, explicó Patricia Rocha, docente investigadora y coordinadora del proyecto.
Todo comenzó en la Fiesta de la Flor de Montecarlo, donde se encontraron con varias familias mbya guaraní vendiendo las orquídeas que extraían del monte en grandes cantidades. “A partir de ahí, empezamos a ver la posibilidad de que si uno cosecha fruto de la orquídea que se llama cápsula y se siembra esa semilla in vitro, se pueden obtener grandes cantidades de plantines con un solo fruto”.
El siguiente paso fue relacionarse con las comunidades. El equipo comenzó a realizar talleres en Guavirá Poty y Fortín Mbororé y también en el espacio del laboratorio cultivando orquídeas. “Se interesaron muchísimo. Trabajaron muy bien en laboratorio. A partir de ahí llegaron de Caramelito, de Isla y de distintas comunidades”. 
El proyecto comenzó a desarrollarse en 2009 con el apoyo de distintas instituciones del Estado y organizaciones no gubernamentales. Hoy, la mayoría de las comunidades ya tienen sus propios viveros donde aplican un sistema de riego y de protección solar.
“Lo más importante es que ellos tomaron el concepto de no extraer más la planta y cosechar el fruto, enviarnos para germinar y luego recibir las plantas. También a dividir sus plantas y no vender todo, siempre tener plantas madres de donde van a ir obteniendo brotes para volver a remultiplicar para la comercialización”, agregó Rocha.

El proceso in vitro
Desde las comunidades llegan las cápsulas que aparecen después de un año de floración. Dentro de esa cápsula hay millones de semillas que necesitan óptimas condiciones para germinar. “En el laboratorio, del ciento por ciento de las semillas el 90 por ciento seguro germina. En cambio en el monte esa tasa es mucho menor”, contó Cristian Schoffen, ingeniero forestal y becario del laboratorio.
Luego, se envían a las comunidades donde se encargan de distribuir para comercializar. “La idea es que no saquen del monte, sino que ellos produzcan sus plantas y las del monte que queden como fuente semillera. Cosechar las cápsulas, traerlas al laboratorio, germinarlas y que eso vendan”, explicó Shoffen.
La iniciativa surgió también para la inclusión, “porque si bien ellos son pueblos originarios, siempre estuvieron marginados, entonces tratamos de que se incluyan en la sociedad. Intentamos enseñarles a que no saquen las plantas del bosque y que empiecen a producir sus propias plantas”.
En ese proceso, las comunidades llegaron hasta el laboratorio para observar cómo se trabaja en la cámara de cultivo a fin de aplicarlo en sus propios espacios de vida. “Nosotros aprendimos muchísimo, porque ellos te reconocían una especie en el monte, sabían en qué árbol estaba, dónde, a qué altura, con qué árbol convive mejor y qué necesidades requiere. Se trabajó en conjunto, no es que nosotros le decíamos lo que tenían que hacer sino que fue una experiencia mutua”.


Conservación de la biodiversidad
En general, el laboratorio se dedica a la propagación de especies in vitro a través de segmentos que pueden ser tallos, hojas o embriones, y ex vitro a través de estacas con especies nativas y exóticas para la conservación.
Fernando Niella, docente investigador y coordinador del laboratorio también lleva adelante un proyecto de propagación vegetativa de especies nativas como el timbó, la caña fístola y tres especies frutales de la selva paranaense. Este proyecto responde a una convocatoria que realizó el Ministerio de Agricultura de la Nación apuntando a fortalecer el desarrollo de tecnologías en especies nativas que están siendo muy vulnerables y aportando a la conservación de la biodiversidad. “Con el avance de la frontera agrícola hay cada vez manchones más chiquitos de selva que van quedando y eso trae problemas para las especies que conviven allí y empiezan a tener problemas de reproducción natural”, comentó Niella. Para ello utilizan la tecnología de recolectar el germoplasma de la selva, traerlo al laboratorio y empezar a reproducirlo en forma vegetativa para evitar que se pierda el material genético.