La Bajada Vieja, otra vez con la nocturnidad como enemiga

Miércoles 19 de junio de 2013
Vandalismo puro. | La pieza jesuítica había sido refaccionada para que luzca en la esquina de Reguera y Bajada Vieja. | Foto: Facundo Correa
La destrucción de una ejemplar piedra de las Reducciones Jesuíticas de San Ignacio enojó a la mayoría de los vecinos de la histórica calle Fleming, más conocida como Bajada Vieja, a unas cuatro cuadras de la costanera.
Pomposa Amarilla de Valdés es nuevamente quien denunció lo que vuelve a suceder en el barrio más antiguo de Posadas. Hace poco más de un año estuvo internada en terapia intensiva y la lucha la ganó con la misma valentía que demostró a lo largo de más de 50 años viviendo en la misma esquina.
Es que en la vieja casona ubicada en la esquina de la Bajada Vieja y Reguera (continuación Rivadavia) funciona una disco bailable que, como en otras épocas, genera todo tipo de reuniones antes y después de su apertura.
“El sábado apareció destruida la piedra jesuita que fue refaccionada por Danilo Santinelli para adornar la entrada”, explicó doña Pomposa, la reconocida vecina que vive justo enfrente de esa antigua casona.
La también dueña de la despensa Virgen de Itapé aseguró que por la presencia de los jóvenes en la esquina “en el barrio ya no se puede dormir más, porque es insostenible. No son chicos de la zona los que vienen acá, no se los conoce, la otra vez los corrí a todos, les pedí por favor que me dejen vivir en paz”.
La poca tolerancia de Pomposa tiene sus fundamentos. Desde que la calle Reguera se convirtió en gastronómica, la noche también cambió para siempre en el barrio que siempre se caracterizó por su tranquilidad, de gente grande y madrugadora. Además, hacia la costanera, también están los boliches.
“El domingo, cuando abrí mi local, me encontré con la piedra rota. No sé si se desmoronó o si los chicos se recostaron y cayó o si la rompieron... la piedra estaba ubicada enfrente a la escalera del boliche, estaba fija”, detalló Pomposa, como graficando que no debió ser sencilla la obra malvada de tirar al piso la piedra, quizás hasta bicentenaria.

“Tomaron la esquina”
Pomposa asegura que en la esquina de la disco se reúnen aproximadamente 100 jóvenes cada fin de semana.
“Tomaron la esquina, buscan un lugar donde hacer vandalismo y agarraron esta esquina. A la capillita tres veces me la robaron, la puerta la doblaron como un libro y se llevaron los micrófonos y el megáfono, realmente a las 5 de casi todas las mañanas esto es una odisea”, dice la vecina más antigua. Y no olvida los malos ratos que pasó antes de caer en cama cuando hace más de dos años le robaron en su otra casa, la capilla sobre la Bajada Vieja.
Por eso se animó a sugerir que “la Policía debería realizar más recorridos por la zona, porque es un desastre, hay que poner límites a los menores de edad que consumen bebidas alcohólicas y se aprovechan de la impunidad que hay para con los jóvenes”.
Y desde la Policía Comunitaria, su director, Hugo Martínez, aseguró que “estamos realizando recorridas por todas las zonas. Queremos que las personas que se encuentran en el espacio público estén resguardados, que el vecino se sienta protegido y seguro”.
Hugo Amado, vecino de la Bajada Vieja, enfatizó que el alcohol es uno de los factores fundamentales en las acciones de vandalismo, “porque los chicos están en estado de ebriedad y hacen lo que quieren. En el caso de los boliches, parece que no hay diversión sin alcohol (de por medio), después terminan perdiendo el control. Esto, no se da sólo en las zonas céntricas, sino también en otros sectores de la ciudad. Por eso, nosotros reforzamos la seguridad, en los horarios de los boliches”.